La palabra

Escrita o hablada ¿se puede medir su importancia? Voz, sonido de la palabra. Símbolo, expresión fehaciente de su realidad. La credibilidad o no de la misma, está demostrado que al día de hoy ya no depende de la forma. Desafortunadamente la sociedad está intoxicada de palabras falsas, malsonantes y mal dichas que consiguen generar una desconfianza descomunal en cualquiera de los ámbitos que pueda nombrar. Están vacías, huecas, vagan tristemente por las mentes cayendo en una profunda pérdida de sensibilidad ante cualquier pensamiento. Qué se puede esperar entonces de ellas; a veces es mejor dejarlas en silencio para limpiarlas, de lo contrario cogen ese afán de show peliculero ¿para qué? simplemente para dejar de creer aún más en ellas. No hace tanto tiempo era un vínculo sagrado, un enriquecimiento e intercambio de ideas, de emociones y verdades que han conseguido degradarse hasta el punto de convertirse en armas de manipulación y desinformación. Necesitamos seguir creyendo en su autenticidad, quiero pensar que hay personas capaces de restaurar ese valor perdido. La responsabilidad está claro que la tenemos todos, hagámosla merecedora de lo que realmente es la verdad.