Meninas “a la Carrera”

Si don Bernabé Soriano levantara la cabeza tendría que abrir los ojos de esa forma especial con que nos enfrentamos a lo inesperado y, claro, pasearía por “su” calle acompañando a esos personajes que se han instalado sobre los recios adoquines que él no llegó a conocer. Sabida es su vocación médica y filantrópica, así que, de la mano de una de las Meninas, posaría sus ojos sobre el Cristo de El Greco en el que dilucidar las huellas de la crucifixión, o se asomaría a la velazqueña “Vista del jardín de la Villa Médici” quizá descubriendo en un rincón a Jacob en el sueño en que fue sorprendido por Ribera. La Menina le haría un gesto de cierto horror pudibundo al plantarse frente a “El jardín de las Delicias” de El Bosco, pero don Bernabé le quitaría importancia y la guiaría hasta “El paso de la laguna Estigia” de Patinir, aunque ella entornaría los ojos frente a la desnudez de Caronte. Es el arte, muchacha, diría don Bernabé, cachazudo y sonriente. Mientras saborearían un sorbito ofrecido por el Baco velazqueño de “Los borrachos”. El arte es una fiesta, diría don Bernabé y ahora, en su calle, tenemos al Museo del Prado tan cerca...