Plegaria

    02 abr 2024 / 09:07 H.
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    Ahora que acaba la Semana Santa y llega el lunes de Pascua me encomiendo a ti, Señor de la palabra, en esta íntima plegaria. Padre nuestro del creyente y el ateo no consientas que abandone al prójimo en la tierra por querer ganarme el cielo. Venga a nosotros la lluvia, ya pasado el regomello, cuando la sequía ponía su soga de sed al cuello. Hágase la voluntad del ser humano que fuere en el buen sentido bueno. Permíteme comprender que lo espiritual y eterno no es contrario al sentir de ese pueblo nazareno ante el pasar de una imagen que trae olor a primavera mientras arranca una lágrima de esperanza y sentimiento. Perdona que en este tiempo tenga bula el poderoso y el pobre siga perdiendo, que tu palabra suene imperfecta entre tantos falsos profetas, que sea siempre mi deseo que tu mano sea imponente para echar del mundo presente a tanto hipócrita y fariseo. No nos dejes caer en la tentación de vivir en la indiferencia, no me permitas vender de manera tan ilusa esta vida tan insulsa de postura y oropel, de que nuestras culpas y defectos sigan sumando astillas al alargado madero que sufridamente cargas por la curva de tu espalda querido Jesús, mi Abuelo, y por favor te ruego haz como el hombre aquel que los domingos de ayer le daba un beso a su nieto.

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