Renfe a través

14 ene 2024 / 09:40 H.
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Dicen las crónicas que los colonos del “far west” veían pasar las terribles locomotoras despidiendo un humo casi mágico desde sus parcelas y soñando con poder subir en aquel invento que les acercaría a nuevas propuestas de futuro. A veces eran ellos mismos los que luchaban con el terreno clavando raíles en un titánico esfuerzo por arañar el progreso con las propias manos.

Hoy, en la mayor parte del mundo civilizado, las vías férreas transportan viajeros y mercancías con fiabilidad, velocidad y puntualidad destacable. Pero, atención, hablamos del “mundo civilizado” y para algunos prebostes, políticos de medio pelo, gestores de un etéreo e indescifrable progreso —solo personal— en el escalafón de sus partidos, Jaén no pertenece a esa categoría de territorios vertebrados por un ferrocarril moderno y ajustado a las necesidades de sus habitantes. De hecho, para algunos, debe ser una tierra perdida y olvidada en el tiempo e incluso en los mapas, a pesar de que se invisten con el voto de aquellos que sufren sus desmanes y desprecios.

Hace apenas días protagonizamos un vergonzoso episodio “renfe a través”. Ante la imposibilidad de obtener plaza en el trenecillo MD Jaén Madrid gracias a la gratuidad gubernamental y a la poca sensatez y empatía de los beneficiarios, optamos por la vía de Córdoba para allí tomar el AVE con el consiguiente aumento de precio. No obstante, tras comprobar horarios adquirimos los billetes vía web y nos dispusimos a la aventura, nunca mejor dicho. Solo había veintitantos minutos de intervalo entre la llegada de MD a Córdoba y la salida del AVE. Al tratarse de un recorrido de apenas hora y media no parecía razonable que existiera un retraso mayor de esos minutos citados. Aun así, interpelamos al revisor y ahí empezó a torcerse todo. Su cara no dejó de intranquilizarnos y sus palabras, más. —Quizá puedan cogerlo, dijo. —¿Cómo que quizá?, contesté. —Sí, puede ser o no. Ya les diré algo cuando quede menos para llegar, apuntó y siguió su ruta, impertérrito, quizá acostumbrado a situaciones vergonzosas como esa día a día.

Llegó la hora fijada pero aun faltaba mucho para llegar. Llamamos a la cabina del maquinista para ver si se nos indicaba alguna solución. Y el citado revisor dice que no llegamos, que ya nos dirán algo en Atención al Cliente.

Finalmente, Córdoba. Corremos. La cinta de subida está averiada. Arrastramos las maletas por ella sudorosos y muy “cabreados” ... el AVE se ha marchado hacía siete minutos.

Abordamos, con evidente mal humor, la dependencia indicada. Y, oh, sorpresa, nos cuentan que hace falta un periodo de tiempo superior del “desafuero” para que Renfe se haga cargo de un nuevo billete de AVE. Ante mi progresivo enfado parecen alterarse, me piden ¿tranquilidad? Y, atención de nuevo, como “favor” —cito textualmente— nos darán otro billete en el siguiente AVE en caso de disponibilidad y, claro, sin asegurar clase ni asientos contiguos. —¿Un favor?, comento a punto de estallar y blandiendo el móvil con los billetes ya perdidos por la desidia de unas instalaciones y material rodante de absoluta obsolescencia.

Hace horas leo en este diario que Renfe ha decidido aumentar el horario del recorrido en media hora para que no vuelva a suceder. ¿Se arregla así el abandono ferroviario de Jaén? Sencillamente vergonzoso.

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