Un mal año

El año que hoy termina lo hace con grandes incertidumbres en muchos aspectos. Dos grandes conflictos bélicos de difícil solución, como son el que mantienen desde hace años Israel y Palestina y que en los últimos meses se ha recrudecido, y la invasión de Rusia en Ucrania, que continua a pesar de que parecía que la duración de esta guerra sería corta. Todo ello, ante la mirada del resto de los países que realizan declaraciones pomposas pero que, en realidad, se quedan en papel mojado. Incertidumbre en Argentina, un país en eterna crisis económica, con la llegada de Javier Milei, o en España, con un gobierno manejado y secuestrado por unos pocos diputados catalanes que ponen unas condiciones para garantizar la estabilidad de nuestro gobierno, difíciles de cumplir. Un año más de espera en proyectos para nuestra maltratada provincia, sin tranvía, por supuesto, y sin perspectivas de que por una vez, nos tomen en serio en Madrid o en Sevilla. Un año en el que se ha hablado mucho de la inteligencia artificial, y poco de la inteligencia humana, y un año que despedirá en TVE Jenni Hermoso, una de las mujeres más influyentes del mundo, unido a todo lo expuesto anteriormente, no debe haber sido un año bueno.