Salvar a cincuenta mil ciudadanos al año

    27 abr 2024 / 09:30 H.
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    Con enorme satisfacción, por tener, por ahora, dos muertos en mi familia y conocer bien, como demógrafo, esa epidemia, veo que el Gobierno piensa implantar pronto aquí la ley inglesa que evitaría que más de cincuenta mil conciudadanos nuestros sigan muriendo cada año, víctimas como hoy, de una droga cruel que les ha ido minando su salud, sin proporcionarle otro placer que el alivio de usar otra dosis, que acelera también sus achaques y muerte. Al prohibir, como allí, el fumar desde los quince años, se elimina de raíz esa atormentadora esclavización de la que demasiados no consiguen liberarse sino al morir.

    MARTÍN SAGRERA CAPDEVILA / MADRID

    ¡No pasarán!

    Estoy totalmente de acuerdo con la carta del presidente de Gobierno. Es un ataque, que dura décadas, de la carcunda –mediática, judicial, política y económica– contra la democracia porque la aborrecen. Sea quien fuere quien estuviera en el cargo, y no fuera de los suyos, actuarían exactamente igual. Recuerdo como se fueron creciendo y subiendo el tono de González a Zapatero y, ahora, enrabietados hasta el paroxismo, contra Sánchez. Entiendo el desencanto. Sin querer compararme, también soy embestido a diario por mis escritos y, en algún momento de debilidad, he tenido ganas de dejarlo por el insoportable y nauseabundo hedor del albañal en que están convirtiendo la política. Es lo que pretenden. Pero eso, sería darles la victoria. Sabemos por qué estamos aquí: hacer un mundo mejor y más justo. Los españoles votamos y salió este Gobierno legítimo. Así, pues, adelante, presidente. Merece la pena.

    MIGUEL FERNÁNDEZ-PALACIOS GORDON / MADRID

    Fragilidad política española

    El ordenamiento de la vida social, económica, laboral, educativa... es complejo y, sobre todo, que no existe la solución perfecta e idónea. A veces podemos considerar la política como algo detestable, y en consecuencia sentir gran aversión hacia ella. Efectivamente, pero hay que considerar que del recto ejercicio de la política se pueden derivar muchos bienes para la sociedad y esto debe sobreponerse a cualquier otra circunstancia meramente placentera. Cierto que el panorama que nos ofrecen en determinadas ocasiones los foros políticos es la de que quienes los componen no son personas, puesto que no tienen ni conciencia, ni moral, ni libertad, se mueven al aire que mejor sopla, como se dice vulgarmente. Y en consecuencia son tratados como objetos. En las votaciones no se habla al final de tantas personas a favor y tantas en contra, no, se utiliza la expresión de tantos votos a favor y tantos en contra. En las asambleas no hay personas, hay votos... Por eso, aquellos católicos que reúnan cualidades para entrar en el mundo de la política con un espíritu recto y ánimo positivo tienen grave obligación y deber de hacerlo para luchar por los derechos fundamentales de las personas. Salvaguardar esos derechos fundamentales que afectan directamente a la vida de las personas o a la familia, como son el aborto, la eutanasia, el matrimonio, la educación de los hijos, la libertad religiosa y todo lo que contribuya a la paz y a la seguridad ciudadana, al bien común... son temas que no nos pueden dejar indiferentes. La pasividad cómoda en cuestiones tan importantes sería una lamentable claudicación. Firmeza en la fe. Es como una máxima que ha de quedársenos bien grabada a los católicos en medio de la baraúnda política y social que nos envuelve. No se puede transigir con lo que no es transigible.

    JUAN ANTONIO NARVÁEZ SÁNCHEZ / ÚBEDA

    La revolución de los Claveles y la Transición

    A 50 años del 25 de abril, recordamos cómo lo celebramos entonces y cuando sonaba el Abril 74 de Llach y corríamos ante los grises y sus cargas policiales. Alguna compañera nos lo recuerda cada año con el Grândola, Villa morena. Porque fue clave en la lucha de clases española. De un lado, reforzó en los obreros la idea de ruptura con el régimen, del otro, y precisamente por eso, era una amenaza para el franquismo que puso todos los medios para evitarla. Lo logró sólo con la ayuda de PCE, PSOE y CC OO. No hubo ruptura democrática sino Transición (1975-1978), una reforma del franquismo que hoy pervive en la judicatura, la policía y las FFAA. Francisco Franco y Oliveira Salazar mantuvieron cuatro décadas, férreas dictaduras profundamente anticomunistas, con políticas autárquicas que condenaban a sus pueblos al oscurantismo religioso, el subdesarrollo económico y el atraso cultural, impuestos con una brutal represión. Se unieron ya ante el golpe de estado de 1936, y la ayuda de Salazar a los franquistas pasó de facilidades logísticas al envío de voluntarios, los “viriatos”. En 1939, un par de semanas antes de la victoria franquista y previendo el estallido de la Guerra Mundial, firmaron un Tratado de Amistad y Cooperación -Pacto Ibérico a partir de 1942- 6 meses antes de que empezara, asegurando la neutralidad de la península. El Pacto siguió hasta 1977 apoyándose mutuamente a nivel internacional. Aún con la enfermedad invalidante de Salazar, su sucesor, Marcelo Caetano, fue el único jefe de gobierno extranjero que asistió a los funerales de Carrero Blanco.

    M. ESTHER DEL ALCÁZAR / LUCHA INTERNACIONALISTA

    Cartas de los Lectores