Aliento y ahora, también, amparo

Somos el principal medio de comunicación de Jaén y provincia porque ustedes así lo quisieron y lo quieren, venimos enraizando esta tierra desde 1941 y para nosotros, en masculino y en femenino, la palabra vertebrar es algo más que consistencia y cohesión, puesto que atendemos igual una aldea con una docena de habitantes que sostienen las tradiciones que un equipo deportivo súper profesionalizado y mega subvencionado. Los nuevos tiempos han venido para quedarse y la estampida tecnológica de la nueva sociedad nos acompaña sin vuelta atrás. Es por ello que le damos las gracias hasta la eternidad por el aliento permanente, por ir cada día al quiosco en busca de su periódico y a quienes lo tienen en casa porque son suscriptores de toda la vida, pues también gracias, gracias, un millón de gracias. Hoy día, con todo a mano en el móvil, y completamente gratis, les vamos a pedir algo más, amparo para seguir trabajando.

“No te apures, es como coger agua con las manos, se te escapa entre los dedos”, me decía un fiel lector de Diario JAÉN a cuenta de la campaña de sensibilización y clarificación que hemos iniciado para que se dejen de hacer copias de nuestras páginas y compartirlas en las redes a todo el que queramos. Eso es delito, tal cual, sin rodeos, y por eso mismo le contesté a mi amigo lector: “Se escapará agua, pero quien la recoja ya sabrá también que quien lo hace está jugando con el trabajo ajeno, no con el sudor de su frente y, lo que es más importante —apostillé— nosotros no cogemos lo de nadie y lo regalamos”, de ahí el amparo y la ayuda que pedimos. Seguiremos trabajando las 24 horas del día —no es un dicho, siempre hay alguien haciéndolo a cualquier hora en esta santa casa— para ofrecerles un periódico cercano, atractivo y útil, participativo y ameno, que describa nuestra realidad y que aplauda todo lo bueno que se hace por encima de la crítica permanente de quien siempre emponzoña porque nunca hace nada y todo le parece mal, pero, pero, pero, si trabajamos y otros se quedan con el rédito, que no el reconocimiento, que eso nos da igual, estaremos a un paso del remolino bucólico del sarcasmo y la incomprensión. Y el vacío más agobiante...