Clausurada la cita de Japón, habrá que seguir pasando: lo nuestro, ya se sabe, es el pesar, el romancero negro de Lorca. Sí: qué pena lo del fútbol, solo medallita de plata flotando entre las tetas, fíjate. Y por si fuera poco, encima, mesié Messi despidiéndose...